«¿Qué legitimidad tienen los bancos para decirme cómo educar a mis hijos?».

Alberto Santamaría (Torrelavega, 1976) es doctor en filosofía por la Universidad de Salamanca, donde imparte clases de Teoría del Arte en su Facultad de Bellas Artes. Poeta y ensayista prolífico, acaba de publicar En los límites de lo posible. Política, cultura y capitalismo afectivo.

¿Y qué tipo de educación promueve el neoliberalismo? ¿Por qué están tan interesadas las grandes corporaciones en la innovación educativa?

Por supuesto, la educación es uno de esos engranajes clave del modelo neoliberal. La CEOE, el Banco Santander, el BBVA, etc., nos asedian con la importancia de la educación. No sólo eso, sino que tratan de decirnos que la educación tradicional no vale, que necesitamos una educación revolucionaria. Lo cual parece muy interesante. Sin embargo, en cuanto uno escarba un poco se ve el trasfondo: la necesidad de gestionar desde la infancia una forma de adhesión a un modelo de trabajo fundado en el individualismo y la competitividad extrema. Esto se recubre de afectos y creatividad, pero detrás no hay más que eso. La creatividad se convierte en herramienta para competir. Por otro lado, ¿qué legitimidad moral tienen los bancos que más desahucian para decirme cómo educar a mis hijos? Su lema es simple, tras la aparente capa revolucionaria: no se trata de enfrentarse a los efectos antisociales de la competitividad sino a los efectos anticompetitivos que pueda haber en los sujetos. Detrás de tanta palabrería emocional, en las fundaciones bancarias sobre la educación no hay más que eso: búsqueda incansable de mayor adhesión al sistema, al tiempo que la producción de una conexión directa entre educación y mercado laboral. Una transición pacífica y ordenada.

 

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«¿Qué legitimidad tienen los bancos para decirme cómo educar a mis hijos?»