“Los cerebros de hombres y mujeres son diferentes, igual que las mamas”

Interasante entrevista de El Pais a Óscar Marín, Neurocientífico, que deseamos compartir. Link a fuente original

Uno de los grandes pensadores de la Antigüedad, el científico y filósofo griego Aristóteles, estaba convencido de que el corazón llevaba las riendas de las sensaciones y los movimientos del cuerpo humano. El cerebro, defendía el sabio, era poco más que un órgano frío que refrigeraba la sangre. Más de dos milenios después de su muerte, el órgano de kilo y medio que todos llevamos dentro del cráneo sigue siendo un gran desconocido. Óscar Marín, nacido en Madrid en 1971, lucha contra esta ignorancia en primera línea de fuego. Desde hace tres meses, dirige el nuevo Centro de Trastornos del Neurodesarrollo en el King’s College de Londres, con 150 personas a su cargo. Su equipo estudia cerebros de ratón, pero también crea neuronas humanas a partir de células madre embrionarias y genera una especie de minicerebros en el laboratorio. Hace unos días, pasó por Madrid para participar como jurado en los premios Fronteras de la Fundación BBVA.

Pregunta. El neurólogo británico Oliver Sacks contaba en su libro Musicofilia el caso de un cirujano al que le cae un rayo y a partir de ese momento se convierte en un gran pianista. Otro caso célebre es el de Nadia Chomyn, una niña inglesa con autismo del tipo savant que, desde los tres años, dibujaba caballos como una artista adulta. ¿Estos fenómenos tienen una explicación científica?

Respuesta. No sé si realmente tenemos una explicación científica para ellos, pero ilustran un poco lo complejo que es nuestro cerebro y, quizá, las capacidades que tiene, a veces mal explotadas. El segundo caso es más sencillo, encaja un poco mejor en la idea de que el 80% de nosotros construimos nuestro cerebro más o menos de una manera parecida, pero hay extremos en esa normalidad que se escapan un poco. Estas configuraciones son a veces patológicas y a veces geniales. A mí me gusta esa idea que enlaza la genialidad con la locura. Es un poco simplista, pero creo que a las personas que tienen ciertas capacidades un poco especiales lo que les ha ocurrido es que su cerebro se ha desarrollado de una forma ligeramente diferente, lo que les ofrece más oportunidades para desarrollar ciertas habilidades respecto a otras.

P. En la web de su laboratorio usted dice que, entendiendo el desarrollo de la corteza cerebral, incluso se podrán prevenir trastornos psiquiátricos. ¿Prevenir?

R. Yo creo que sí, si conociéramos bien la genética. Con suficiente información, yo creo que seríamos capaces de predecir esas trayectorias [del desarrollo cerebral]. Ahora mismo la información genética está empezando a ser muy fácilmente accesible. En los próximos años se podrá saber de manera inmediata cuáles de las 200 o 300 mutaciones que todos llevamos encima —diferentes de las de nuestros padres— son potencialmente patológicas. Una vez que tienes esa información, si entiendes bien cómo se desarrolla el cerebro y sabes cómo cada una de esas mutaciones va a afectar a tu trayectoria desde muy temprano, podríamos predecir hacia dónde se va a dirigir tu cerebro. Y podríamos tomar una decisión muy temprano respecto a si eso te va a conducir a una patología psiquiátrica o no. Si eso es así, llegados a ese punto, con toda esa información, seríamos capaces de poder modificarlo.

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