​6 estrategias de manipulación que usan los maltratadores


Tras una agresión, la víctima puede dejarse engañar mediante estas artimañas.

En muchas ocasiones, cuando la persona que maltrata comete la acción de abuso, se suceden una serie de comportamientos que pueden llegar a repetirse en el tiempo y pueden reproducirse pasando de un individuo a otro.

Cuando los maltratadores manipulan a sus víctimas

Creo que puede ser útil dotar de este material a las víctimas de maltrato, para que una vez cometida la agresión tengan presente que este tipo de estrategias pueden ser usadas por su verdugo; así resulta más fácil darse cuenta de que en realidad es un modus operandi muy común en el perfil de los abusadores, y por lo tanto aumentarán las posibilidades de prevenir estos episodios y responder adecuadamente ante ellos.

1. El enfado como respuesta

Muchas veces la persona maltratadora es quien se muestra ofendida e indignada al verse acorralada y sin argumentos que sostengan su defensa, buscando con esta actitud que sea la víctima la que acabe asumiendo la responsabilidad de los actos y disculpándose.

2. Hacer luz de gas

Esta estrategia consiste en hacer que alguien dude de sus sentidos, su manera de razonar e incluso de la realidad de sus actos. La persona intenta hacer dudar de sí misma a la víctima, presentando datos falsos, negando la realidad con expresiones del tipo «yo no dije eso», «eso no fue como lo estás contando» o «¿no te acuerdas de que empezaste tú?».

El maltratador o maltratadora dice que ocurrieron cosas que en realidad no han pasado con una firmeza y seguridad que suele ser muy creíble, por lo que la víctima acaba planteándose si lo que ha vivido ha sido realmente como ella lo recuerda. De repente se encuentra pensando «pues igual soy yo, que estoy exagerando» o «puede ser que tenga razón» dudando de los hechos, de su cordura y de lo que sintió. Es una técnica de manipulación que busca en la otra persona la sensación de «estaré viendo cosas donde no las hay o soy un/a histérico/a». Al final se consigue la anulación de la voluntad de la víctima y se distorsiona la percepción de su realidad, en ocasiones hasta tal punto, que es hasta la propia víctima quien acaba pidiendo perdón. Así, la persona que maltrata aprovecha cualquier situación de inestabilidad emocional de la persona maltratada para demostrarle su vulnerabilidad psicológica: «¿ves cómo te pones por esta tontería?»; «estás loco» «te tiene que ver un psiquiatra» etc.

Bien, una de las respuestas a esta técnica puede ser el anotar los detalles de lo que ocurrió justo después de la agresión, lo cual servirá para saber cómo ha sido el conflicto. De esta forma la víctima tendrá más motivos de peso para creer en su versión de los hechos, aunque la otra persona insista en que las cosas no ocurrieron así.

3. Lo hice porque te quiero

Usar el concepto de «amor» como arma también suele ser muy común, y con esto se intenta convencer a la víctima de que los actos cometidos han sido una consecuencia del amor que se siente hacia ella. «Te pegué porque me puse celoso»,» es que claro, te quiero tantísimo que no puedo imaginar mi vida sin ti», «si no me importaras tanto no me pondría así», etc.

Aquí hay que tener bien claro aquello de «quien bien te quiere, te hará quererte» y dejar de lado las ideas de que los celos, la posesión y el control son signos de amor.

Si alguien te pega, no te quiere. Si alguien te hace sentir inferior, no te quiere. Si alguien abusa de ti, no te quiere.

4. Responsabilizar a la víctima de los hechos

Culpabilizar es otra de las estrategias más comunes en el perfil de una persona maltratadora tras una agresión. Verbalizaciones del tipo: «te lo has buscado», «es que estabas provocando», «¿si ya sabes cómo soy para qué me dijiste eso?» suelen usarse para que la persona abusada acabe creyendo que fue ella quien promovió la situación y que se merecía las consecuencias.

5. Chantaje emocional

Este tipo de estrategia consiste en una manipulación en la cual la persona maltratadora amenaza a la víctima con una serie de consecuencias catastróficas que ocurrirán si esta no hace lo que él quiere. Mensajes del tipo «si me dejas, me voy a quitar la vida», «como no vuelvas conmigo no respondo de mis actos», «sin ti no soy nada», etc… suelen hacer alusión a los puntos débiles de la víctima y sirven para victimizarse para que, al final, la persona abusada sienta lástima, pena o miedo y la perdone, porque de no hacerlo, se sentiría culpable.

Para actuar contra el chantaje emocional hay que tener bien claro lo que nos están haciendo. Propongo elaborar una lista con todas aquellas amenazas que creamos que se pueden usar y memorizarla, para que cuando se den, se pueda ser consciente de la técnica que se está usando y poder actuar.

6. Promesas de cambio

Mostrar arrepentimiento y jurar y perjurar que lo que ha pasado no se va a repetir y que se van a poner todos los medios posibles para cambar.

Aquí hay que tener claro que son los actos los que nos definen, no nuestras palabras. De nada sirve prometer un cambio cuando un comportamiento se repite una vez tras otra.

Algo muy importante en todas estas estrategias es el tiempo. No dejar tiempo para que nos convenzan. Si tenemos claro que la situación es injustificable, no tenemos ninguna obligación de esperar a que intenten explicar sus razones o motivos. Cuanto más tiempo se les da, es más fácil que se debilite nuestro criterio y que tomen fuerza sus argumentos, debido al poder que tienen sobre nosotros. Los abusos no suelen ser de un día para otro, y por eso, cuando se producen, suele haber en la víctima una baja autoestima y carencia de seguridad en sí misma, cosa que la persona abusadora siempre usará en su propio beneficio. Por eso es importante no dejarles que desarrollen sus técnicas manipuladoras.

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