Las mujeres se casan con hombres de menor estatus

 

“Los hombres buscan mujeres del pasado. Las mujeres hombres del futuro”. Así resume Albert Esteve, investigador del Centro de Estudios Demográficos, el cambio radical que están

“Los hombres buscan mujeres del pasado. Las mujeres hombres del futuro”. Así resume Albert Esteve, investigador del Centro de Estudios Demográficos, el cambio radical que están experimentando las relaciones de pareja en el mundo desarrollado. Tal como ha explicado a El Confidencial, a medida que sube el nivel educativo de las mujeres, que en muchos países desarrollados empieza a ser mayor que el de los hombres, éstas exigen una nueva actitud en sus parejas, lo que está provocando un cambio significativo en el mercado matrimonial.

Las mujeres buscan hombres del mismo nivel formativo, pero no los encuentranLa hipergamia, la tendencia de las mujeres a casarse con hombres de mayor nivel educativo para escalar socialmente, está desapareciendo en las sociedades desarrolladas, en las que el proceso se ha invertido: las mujeres se casan en mayor proporción con hombres de menor formación, lo que se conoce como hipogamia. ¿La razón? “Aunque las mujeres quieran casarse hacia arriba [con parejas de mayor nivel formativo] no pueden”, explica Esteve. El mercado matrimonial ha cambiado rápidamente y de forma radical, al haber más mujeres con formación no quedan hombres que puedan corresponderlas. “Las que pueden se casan con gente del mismo estatus”, explica el investigador, “y las que no, lo hacen hacia abajo”.

Un fenómeno contrastado

Esteve ha llegado a estas conclusiones tras analizar datos de los censos de 47 países entre 1970 y 2007. Los resultados de su investigación se publicarán en septiembre en la revista Population and Development Review, bajo el título La brecha de género inversa en educación y su impacto en la formación de uniones: ¿El fin de la hipergamia? El estudio, que el investigador ha adelantado a El Confidencial, analiza un fenómeno sobre el que cada vez hay más datos.

Hace sólo dos semanas, el Institute for Public Policy Research de Reino Unido publicó un informe en el que se revela que el 28% de las mujeres inglesas de entre 31 y 36 años que han contraído matrimonio, lo han hecho con personas de menor nivel educativo. Sólo un 16% se ha casado con hombres de mayor estrato social. El 56% lo han hecho con hombres del mismo nivel formativo, lo que se conoce como matrimonios homógamos, los más numerosos. Si se comparan los datos con las mujeres de 54 años, nacidas tan sólo dos décadas antes, vemos como el proceso se ha invertido por completo. Analizando los matrimonios de esa generación, el 38% de las mujeres se casaron con hombres de mayor formación, el 23% con hombres menos formados y el 39% con hombres de estatus similar.

En España no tendremos datos concretos hasta que se publique el censo de 2012, cuya realización mantiene en barbecho a numerosas investigaciones sociales, pero Esteve asegura que el fenómeno ya se está dando en nuestro país.

La autorregulación del mercado matrimonial

Una mujer con un alto nivel formativo no está dispuesta a casarse con un hombre que le exija cumplir un rol tradicionalEl cambio que están experimentando las uniones de pareja en las sociedades desarrolladas se puede explicar mediante términos económicos. El ascenso educativo de las mujeres las ha hecho más exigentes, lo que ha alterado el funcionamiento del mercado matrimonial. “Las mujeres han aumentado sus expectativas ante el matrimonio”, explica Esteve. “Ya no están dispuestas a casarse con cualquiera”.

En la primera fase del proceso, en la que está ahora mismo España, las mujeres con mayor formación presentan elevados niveles de soltería. “Esperan para casarse con un hombre de igual o mayor nivel de formación”, explica el investigador, “pero como hay menos, o se quedan solas o los que quedan están en una posición más baja”. Además de esto, hay un condicionamento ideológico. Una mujer con un alto nivel formativo no está dispuesta a casarse con un hombre que le exija cumplir un rol tradicional. Pero, tal como cuenta Esteve, esto va a cambiar en muy poco tiempo: “La igualdad llegará gracias a una adaptación natural con respecto al mercado demográfico”. En definitiva, las mujeres van a exigir hombres que asuman una igualdad doméstica y estos tendrán que plegarse al cambio, quieran o no, si quieren tener pareja.

La importación de cónyuges

Los hombres que no aceptan un cambio de rol buscan mujeres sumisas de otros paísesEl cambio profundo en las dinámicas de pareja tiene consecuencias en muchos ámbitos. El fin de la hipergamia ha traído consigo un fenómeno preocupante: la importación de cónyuges. Los hombres que no quieren casarse con mujeres de un nivel formativo superior o, simplemente, no están dispuestos a renunciar a su rol tradicional, prefieren contraer matrimonio con chicas de otros países.

La importación de cónyuges es especialmente visible en Japón, el país del mundo con mayor soltería femenina. Allí la distribución de roles sigue siendo muy asimétrica. Los hombres prefieren casarse con muchachas poco formadas de otros países asiáticos antes que aceptar una relación de igualdad. Las mujeres, por el contrario, prefieren permanecer solteras antes que aceptar las exigencias machistas del matrimonio tradicional japonés.

En España, aunque en menor medida, también existe la importación de cónyuges. Esteve explica como los hombres españoles que no quieren renunciar al matrimonio tradicional buscan mujeres de América Latina, un fenómeno que no se ve en el sentido inverso. “Las mujeres, si se casan con un extranjero”, explica Esteve, “lo hacen con europeos occidentales de igual o mayor formación”. En cualquier caso, el investigador cree que España no llegará al nivel de Japón, “pues los hombres se están poniendo las pilas”. De hecho la actual sobresoltería de las universitarias españolas, que se atribuye al fin de la hipergamia femenina, es para Esteve un dato que cambiara con el tiempo.

Por suerte el cambio en las uniones de pareja también trae consecuencias esperanzadoras. La tasa de fecundidad de España, el número de hijos por mujer, que hasta ahora era una de las más bajas del mundo, está empezando a repuntar. Según explica Esteve, se debe “al cambio en las parejas, pues los hombres se muestran dispuestos a ayudar mucho más”.

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