La meditación puede cambiar el cerebro en sólo tres meses

Los estudios científicos siguen  demostrando la eficacia de la meditación o «mindfulness» en reducir la ansiedad, dificultar la aparición de depresión o incluso aumentar la longevidad. Pero aún hay muchas dudas sobre cuáles son las técnicas más eficaces y si estas son capaces de tener un efecto real sobre el cerebro, alterando las conexiones de las neuronas a través de un fenómeno conocido como plasticidad. La plasticidad cerebral en adultos puede mejorar la inteligencia social.

Lo que sí se ha descubierto  es que la meditación puede cambiar la arquitectura de algunas zonas del cerebro, mejorar las habilidades sociales y además reducir los niveles de ansiedad.

La investigación  se realizó a gran escala, basada en un programa de entrenamiento de tres meses, en los cuales se practicaron diversas técnicas de meditación durante 30 minutos, durante seis días a la semana.

En concreto, se usaron tres programas de entrenamiento, cada uno basado en distintas competencias: Uno se centró en la atención e introspección, otro en las competencias socio-afectivas, como la compasión, la gratitud, la empatía o la gestión de emociones difíciles, y un tercero en actividades socio-cognitivas, como lo son la autopercepción y adquirir la perspectiva de otros.

Después del entrenamiento, los investigadores trataron de medir el estado de los participantes a través de exámenes psicológicos, medidas de actividad cerebral a partir de resonancias magnéticas y de análisis para averiguar cuáles eran los niveles de cortisol, la hormona del estrés, en el cuerpo.

Los adultos pueden cambiar en tres meses

En el primer programa de entrenamiento, se logró mejorar la capacidad de atención de los participantes, y en los otros dos se mejoró la capacidad de compasión y de adopción de distintas perspectivas. Además, «estos cambios de comportamiento se correspondieron con el grado de plasticidad estructural del cerebro en regiones específicas de la corteza de las que dependen esas capacidades».

«Nuestros resultados proporcionan evidencias impresionantes de que la plasticidad cerebral en adultos, lograda a través de un entrenamiento breve y diario, puede mejorar la inteligencia social», ha dicho Tania Singer, coatuora del estudio y principal investigadores del ReSource Project. «Dado que la empatía, la compasión y la capacidad de ver las cosas desde otras perspectivas son cruciales para tener unas interacciones sociales exitosas, la resolución de conflictos o la cooperación, creemos que estos hallazgos son muy importantes para el sistema educativo y que además tienen aplicaciones clínicas».

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