Elaborado por Fundipp

 El trastorno borderline o trastorno límite de la personalidad (TLP) afecta no sólo al individuo que lo padece, sino a su círculo de amistades y familiares. Todos ellos comparten las experiencias y desafíos del TLP y se convierten también en afectados por la repercusión que este trastorno tiene tanto en el paciente como en sí mismos. Cuando a una persona le diagnostican TLP, ésta puede llegar a percibir que su vida, la vida en general, es un caos, como si todo estuviera en crisis. Si bien, cada paciente experimenta sensaciones y sentimientos distintos, de manera que el hecho de hacer frente a las situaciones se manifiestan de distintas maneras. En ese aspecto es habitual que en las familias se generen diferentes puntos de vista acerca de la situación que se está desatando, y ello puede aumentar la tensión familiar.

Si escuchamos a las personas con TPL, suelen explicar que es muy difícil describir lo mal que se pueden llegar a sentir y algunos de los métodos que emplean pueden incluir confrontaciones e incluso comportamientos destructivos. Otras personas lo explican basándose en el movimiento de una montaña rusa emocional, de manera que experimentan a menudo sentimientos de amor, compasión y paciencia alternados con momentos de ira, frustración e intolerancia.

De esta manera crece la tensión familiar por la responsabilidad que cada miembro de la familia asume de cara a tratar que las cosas mejoren y puedan protegerse los unos a los otros. Y esta actitud de asunción de mucha responsabilidad termina siendo agotadora hasta el punto de terminar con el tiempo y la energía que deberían emplearse para otros roles familiares y el ejercicio de las relaciones humanas.

Por otro lado, existen actitudes en las que se deje de lado a ciertos miembros de la familia, de manera que la persona que padece TLP llega a sentirse sola y sin apoyo. Este conflicto entre asumir mucha responsabilidad y dejar de lado al afectado es muy común dentro de la familia, por eso ser capaz de recapacitar y hablar de ello puede ser realmente complicado.

Los niños que tienen un padre o madre con TPL desarrollarán sus propios pensamientos y explicaciones acerca de lo que está sucediendo. A veces se culpan a sí mismos por los problemas que presentan sus padres. No han encontrado un momento para hablar de ello o explicar sus sentimientos acerca de lo que está sucediendo. Por este motivo los niños también pueden padecer riesgo de sufrir algún tipo de trauma generado por el comportamiento de sus padres.  A menudo las familias se preguntan cuáles han sido las razones que causaron que las relaciones con sus hijos presenten ciertas dificultades. A veces se plantean si han hecho algo mal y se echan la culpa de lo que sucede, de forma que la carga asociada con la ‘autoculpa’ se ve agravada por las teorías acerca de cuáles han sido las causas que han desatado la situación.

Existen teorías recientes que sugieren que el TLP se debe a una predisposición biológica y a experiencias de la infancia complicadas. Y es que, al igual que existen familias que han tenido una historia traumática, abuso o privación, hay otras que no lo tienen.

Además, aunque hoy en día existe un mayor conocimiento y entendimiento del TLP, sigue habiendo muchos conceptos erróneos dentro de los propios servicios de tratamiento de la enfermedad y también en las familias. De cualquier forma es importante tener en cuenta que las personas con TPL pueden y deben mejorar de forma paulatina.