De nuestros hijos, de nuestros nietos.

A a luz de la evidencia actual que con tanta contundencia (no exenta de polémica por supuesto) nos ha puesto de manifiesto el riesgo a la salud de las próximas generaciones, a través de la epigenética, cabe preguntarse qué hacer para mitigar tal impacto. En una época de desastres naturales, guerras frecuentes, violencia asociada a la actividad ilegal, principalmente el narcotráfico, el alcance de sus consecuencias en cada persona del planeta ha alcanzado un potencial nunca antes visto, y de hecho, muchos teóricos hipotetizan que esta pueda ser una de las razones por las que los niños de ahora acumulan una prevalencia mucho más alta de padecimientos en salud mental; ¿serán entonces nuestros hijos, nuestros nietos, quienes lleven en un futuro próximo la mayor carga histórica de enfermedad, incluida la mental? A pesar de todo lo citado, ha de tenerse en cuenta que los fenómenos resilientes, la alimentación apropiada y los hábitos de vida saludable también tienen una influencia (para este caso positiva) en el proceso epigenético, y por ello es que muchas líneas académicas sostienen que genética, o ADN, no es destino;

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De nuestros hijos, de nuestros nietos