«Ni las sonrisas curan, ni estar feliz es un tratamiento».


«Sal de tu zona de confort. Sé la mejor versión de ti mismo. No te conformes con poco. Ve a por todas. Nunca pares hasta que lo bueno sea mejor y lo mejor sea excelente. Y, hagas lo que hagas, no te olvides de ser feliz». Estas son tan solo algunas de las premisas que, bajo el nombre del llamado ‘pensamiento positivo’, inundan nuestro día a día. Tazas, libretas, agendas y coloridas publicaciones en las redes sociales nos recuerdan continuamente que la posibilidad de alcanzar el éxito personal está en nuestras manos y que, si aún no lo hemos conseguido, es porque no lo hemos querido lo suficiente. ¿Pero es esto cierto?

Muchos expertos han hablado del problema que suponen estos mensajes para, por ejemplo, empujar a las personas hacia determinados estándares de consumo y productividad. Otros, sin embargo, han destacado el daño que pueden causar a individuos en situaciones especialmente vulnerables.

 

Si quieres leyendo el artículo  El peligro del pensamiento positivo.