Ycómo traman abandonar el barco.

No es que haya nada de malo en las valoraciones súper optimistas sobre los beneficios de la tecnología para las sociedades humanas. Es que la actual tendencia hacia una utopía posthumana es algo muy distinto, que tiene más que ver con una cruzada para trascender todo lo humano: el cuerpo, la interdependencia, la compasión, la vulnerabilidad y la complejidad que con cómo imaginar la gran migración de la humanidad hacia un nuevo estado existencial. Los filósofos de la tecnología llevan advirtiéndolo varios años: la visión transhumanista reduce con demasiada facilidad toda la realidad a los datos, y concluye que “los seres humanos no son más que objetos procesadores de información”.

Es la reducción de la evolución humana a un videojuego en el que alguien gana la partida al encontrar la ventanilla de salida, dejando que se unan al viaje algunos de sus mejores amigos. ¿Musk, Bezos, Thiel… Zuckerberg?. Estos multimillonarios son los presuntos ganadores de la partida de la economía digital, vamos, más de lo mismo según la lógica empresarial de la supervivencia de los más aptos y que, para empezar, es la misma que alimenta toda estas especulaciones.

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Y cómo traman abandonar el barco.