«Nadie es feliz para siempre»
El hecho de que la depresión esté aumentando no puede ser genético. No tengo muy claro por qué nos deprimimos más, porque no sólo es que lo detectemos mejor, sino que cuando se hacen estudios y se comparan distintas poblaciones en distintas épocas, comprobamos que, efectivamente, ahora hay más casos.
Probablemente un factor muy importante son las expectativas que generamos sobre la gente. Vivimos en una sociedad con expectativas de mejora continua. Mi generación, por ejemplo, ha vivido con la esperanza de mejorar siempre. No hemos vivido guerras, no hemos vivido problemas de hambre. Yo fui al colegio, estudié… Y sin embargo, en los últimos años, esa progresión de vivir cada vez mejor se ha torcido. Yo, con 58 años, empiezo a preocuparme ya por la jubilación. La gente que se jubiló hace 15 años no pensaba en que esto podría ser un problema. Sin embargo, los que nos vamos a jubilar ahora ya estamos pensando en ello. Los caldos sociales que hemos generado en cuanto a las expectativas de las personas y lo mal que sabemos gestionar las emociones representan un problema que influye en la depresión. El ser humano maneja muy mal las expectativas positivas, sobre todo si conllevan humillación.
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