por Daisy R. Singla, Jessica L. Schleider y Vikram Patel
Las terapias psicológicas son intervenciones muy eficaces para una variedad de afecciones de salud mental y, a menudo, muchos pacientes las prefieren a la medicación. Lamentablemente, la mayoría de las personas que podrían beneficiarse de estas terapias no las reciben consecuencia de la desigualdad de acceso a este tipo de tratamientos, conviniéndose así en una de las barreras más importantes para abordar la creciente carga de las enfermedades mentales a nivel mundial. En este artículo, se destacan tres innovaciones que abordan algunas de estas barreras y los roles potenciales de los psicólogos clínicos para ampliar el alcance de las terapias psicológicas.
Simplificando el tratamiento.
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Las psicoterapias de baja intensidad son breves (tan breves como una sola sesión y rara vez superan las 10) y se centran en elementos de tratamiento transdiagnóstico, como la activación conductual, en lugar de paquetes de tratamiento complejos.
Estas intervenciones de sesión única (SSI), se definen como “programas estructurados que intencionalmente involucran solo un encuentro con un proveedor o intervención; pueden servir como servicios independientes o complementarios”. Cada sesión tiene menos de 60 minutos de duración (pudiendo acceder se puede acceder una o varias veces) y está diseñada para producir cambios significativos. Las SSI han demostrado ser muy efectivas, con más de 70 ensayos que demuestran su capacidad para reducir diversas formas de psicopatología ( Schleider et al., 2020),sobre todo para pacientes con altos niveles de gravedad y agudeza de los síntomas, incluidos pacientes que experimentan pensamientos y conductas autolesivas.
Diversificar la fuerza laboral.
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Uno de los beneficios clave de los tratamientos breves es que son más fáciles de aprender y dominar. Esto permite compartir tareas entre proveedores no especializados, incluidos trabajadores de salud comunitarios, enfermeras y trabajadores de apoyo entre pares, según el contexto específico, es una de las innovaciones clave para mejorar el acceso a terapias psicológicas basadas en evidencia en entornos de bajos recursos.
Implementación de herramientas digitales.
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Asimismo, otra de las innovaciones consiste en implementar una variedad de tecnologías digitales para mejorar el acceso a terapias psicológicas, la mayoría de las cuales están dirigidas a personas con un problema de salud mental. La más común de estas herramientas capacita y ayuda a la persona a controlar sus síntomas mediante el uso de técnicas derivadas de terapias psicológicas basadas en evidencia, como la psicoeducación y la resolución de problemas. Otro tipo de herramienta implementa agentes conversacionales (o chatbots) que imitan a un terapeuta interactuando con la persona en un intercambio interactivo de texto escrito, programado para seguir un protocolo basado en evidencia. Sin embargo, la base de evidencia aún es poco concluyente. Además, ninguno de estos enfoques se ha ampliado con éxito en ninguna población a pesar de las importantes inversiones en estas tecnologías.
El papel de los psicólogos para democratizar el acceso a las terapias psicológicas.
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Los psicólogos pueden desempeñar un papel clave en el surgimiento de estas innovaciones para mejorar el acceso equitativo a las terapias psicológicas. Dada la amplia gama de conocimientos,poseen la experiencia única para simplificar los paquetes de tratamiento tradicionales para afecciones de salud mental específicas y el diseño y realización de ensayos clínicos pragmáticos en un contexto real para su evaluación.
Además, los psicólogos desempeñan un papel fundamental en la capacitación y supervisión de proveedores no especializados, realizando las evaluaciones pertinentes para facilitar la atención basada en mediciones y sirven como vías de derivación si se requieren tratamientos adicionales o alternativos.
Finalmente, los psicólogos pueden adoptar una perspectiva de salud de la población que enfatice nuestra responsabilidad colectiva para garantizar que todas las personas, a nivel mundial, puedan beneficiarse y tener acceso a un tratamiento psicológico de calidad, de manera que se aborden las barreras estructurales que conducen a las disparidades en el acceso a la salud mental.
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