María, una joven de 13 años sin antecedentes psicológicos, experimentó una situación que ha captado la atención de especialistas en psicología clínica. Estudiante de segundo de la ESO, María se autolesionó tras ser castigada por su padre, quien le prohibió el uso del móvil durante una semana al descubrirla chateando a la una de la madrugada. Este caso, abordado por Joaquím Puntí, jefe de la sección de psicología clínica infanto-juvenil y del Hospital de Día de adolescentes en el Parc Taulí de Sabadell, destaca cómo la retirada del móvil puede desencadenar reacciones extremas en los adolescentes.
Puntí utiliza esta experiencia para ilustrar la creciente problemática de las autolesiones y el malestar emocional en la adolescencia, señalando que la reacción de María no es un caso aislado. «Si creen que sus hijos adolescentes son calmados, hagan una prueba: retírenles el móvil, a ver si lo aceptan bien», comenta Puntí, subrayando que la mayoría de los adolescentes no reaccionan positivamente a la retirada del móvil, a veces llevando a autolesiones.
Factores de Influencia: Redes Sociales y Medios.
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Según Puntí, varios factores contribuyen al aumento de las autolesiones y conductas suicidas en adolescentes. Destaca cómo la rebeldía de hace 30 años ha sido reemplazada por la tristeza, alimentada por un constante bombardeo mediático que asocia el malestar emocional con la enfermedad mental, creando un atractivo peligroso para los jóvenes.
Las redes sociales juegan un papel crucial, ofreciendo una visión distorsionada de la realidad y promoviendo comportamientos desadaptativos. «El aprendizaje vicario existe», afirma Puntí, advirtiendo que visualizar conductas autolesivas en las redes puede llevar a imitarlas.
El psicólogo también señala el riesgo de que las conductas autolesivas se conviertan en una tendencia entre los adolescentes, impulsadas por la búsqueda de atención y validación en las redes sociales. «Difundir los problemas se convierte en algo bueno, antiestigma, popular», explica, destacando cómo los adolescentes reciben reforzadores positivos al compartir sus experiencias, lo que perpetúa estas conductas.
Estrategias de Tratamiento: Socialización y Control de Redes.
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Puntí sugiere que la solución no radica únicamente en más horas de terapia psicológica, sino en fomentar la socialización y actividades de ocio saludable. «Los adolescentes necesitan socializar, tener válvulas de escape», afirma, indicando que la participación en grupos y actividades puede ser un factor protector contra el suicidio. Durante las vacaciones, como Navidad y verano, se observa una disminución en la demanda de consultas psicológicas, lo que refuerza la importancia de mantener a los adolescentes ocupados y conectados socialmente.
Además, Puntí aboga por un control más riguroso del uso de las redes sociales, proponiendo retirar temporalmente el acceso si se detecta un uso inadecuado.
Finalmente, Puntí insta a los medios de comunicación a promover una imagen positiva de la adolescencia, enfocándose en vivencias de superación y normalidad, en lugar de centrarse exclusivamente en problemas psicológicos o enfermedades.
Esta perspectiva integral y preventiva subraya la necesidad de abordar el bienestar emocional de los adolescentes desde múltiples frentes, equilibrando la intervención psicológica con estrategias de socialización y un uso responsable de las redes sociales.