El suicidio es el acto de quitarse de forma deliberada la vida, es decir, la puesta en marcha de comportamientos que tengan como objetivo ese propósito. En el año 2020 se consumaron un total de 3.941, 11 cada día, y es dentro de este periodo de tiempo de 24 horas cuando otras 200 personas lo intentan o incluso lo piensan.
Actualmente no hay evidencia de que exista exclusivamente una sola causa que conduzca a una persona a quitarse la vida, ya que aquí pueden confluir diferentes factores como haber tenido un intento previo de suicidio (predictor de riesgo más fuerte), presentar un trastorno del estado de ánimo como la depresión mayor u otro trastorno mental, consumo de drogas, tener antecedentes familiares de suicidio, haber experimentado violencia o abusos sexuales, padecer enfermedades físicas graves, así como la presencia de sentimientos de desesperanza, estrés elevado o tendencias a la impulsividad y agresividad.
Por otro lado, debemos mencionar que los colegios e institutos son lugares que nos permiten detectar fácilmente el dolor de los adolescentes y ayudarles. El malestar emocional de este grupo ha ido en aumento en los últimos años y con él el riesgo de que se autolesionen o de que piensen en quitarse la vida. Tras experimentar diferentes sentimientos de angustia suelen ocultarse, entre otros factores, un sentimiento de profunda soledad, situaciones de violencia de diferente índole, trastornos de conducta alimentaria y/o depresión, baja autoestima y/o autoexigencia. Todo ello agravado con frecuencia por el uso inadecuado de las redes sociales, que provoca un fuerte impacto en su salud mental. A su vez, este malestar emocional que puede llevar a una situación de riesgo suele darse ante situaciones de acoso escolar, alcanzando las cifras hasta un 8%-12%, y causando de 5 a 6 veces mayor numero de suicidios por depresión, y hasta cuatro por ideación suicida (UNICEF, 2021).
Ante esta problemática hacemos la siguiente pregunta: ¿Disponen los profesores de los recursos y el apoyo necesarios para hacer frente a este tipo de situaciones?.
Actualmente hay varios planes de actuación y prevención de la conducta suicida con una implicación mayor por parte de las administración con el objetivo de reforzar la formación y las medidas de intervención, y que deben aplicarse en todos los centros educativos, pero es cierto que los profesores se enfrentan a estas situaciones en su día a día sin herramientas y respaldo suficientes para hacerlas frente.
Estos planes tratan de potenciar la figura de apoyo entre iguales ya que los estudiantes en situación de riesgo suelen contar lo que les ocurre a otros adolescentes antes que a un adulto, por ello es importante concienciarles para que se pongan en contacto de forma urgente con alguien del personal docente si perciben un cambio en el comportamiento de su compañero/a o les expresa su idea de no querer vivir.
De acuerdo a esto, conocer las circunstancias vitales y el estado mental de las personas nos permite entender las causas de su sufrimiento, permitiéndonos a su vez prevenir tanto la muerte de la persona con que nos encontramos así como la de otras personas riesgo de suicidio.
En conclusión;
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Las personas que se encuentran en riesgo de suicidio deberían cambiar su pensamiento a uno más adaptativo, sobre todo a edades tan tempranas como la adolescencia, en el que se les incite a que se dejen ayudar, entiendan que hay más alternativas para la situación que están viviendo, a que comprendan que el dolor que sienten puede llegar a desaparecer, a que recuerden las razones o fortalezas que han hecho que aún no hayan llevado a cabo la conducta suicida, a que aprendan a recuperar el control de sus vidas recuperando la normalidad en la misma, y a que identifiquen aquellas señales que puedan llevarles de nuevo a esa situación de malestar.