Cuando escuchamos el término «autolesiones«, podemos pensar instantáneamente en cortes, cicatrices y/o moretones que cubren el cuerpo, signos que marcarían inequívocamente a una persona como «autolesionada». Pero la autolesión puede presentarse en todo tipo de formas, y no todas son visibles.
Puede significar morirse de hambre, negando a darle al cuerpo la nutrición necesaria. O hacer ejercicio en exceso hasta que duela todo el cuerpo sin darle el descanso que tanto necesita. También puede significar meterse en situaciones peligrosas a propósito.
El siguiente relato de una persona que se autolesiona puede hacer entender esta invisibilidad de forma más sencilla:
“Para mí vivir con la autolesión, a menudo significa dar un paseo por el hermoso vecindario cubierta de nieve en pleno invierno, sin chaqueta, presionando mi piel contra la nieve hasta que ya no puedo sentir mis dedos y todo mi cuerpo se entumece por el frío o sentarme en la ducha con agua helada cayendo sobre mí causando el mismo efecto.
La autolesión incluso puede ser más sutil, apuntando a tu mente en lugar de a tu cuerpo y, finalmente, a tu alma. A veces significa cortar el contacto con tu familia y amigos, alejando la compañía de tus seres queridos. O dar marcha atrás a las cosas que anhelabas solo para sentarte en casa y decirte a ti mismo lo inútil que eres y que no mereces divertirte.
Las cicatrices en mis muñecas solo muestran una cantidad insignificantemente pequeña del daño que me he hecho a mí mismo durante años y años. Dejé de cortarme hace cuatro años. Y ahí es cuando la gente piensa que dejé de autolesionarme. Pero nunca lo hice.
El hecho de que alguien no tenga cicatrices, moretones o quemaduras en todo el cuerpo no significa que esté bien. Y es posible que no todos los que se lastiman a sí mismos sepan que lo están haciendo, porque es posible que no se den cuenta de que lo que hacen se considera «autolesión».
La verdad es que todo lo que haces que te daña a ti mismo, en cuerpo o alma, sin importar cuán sutil sea, es autolesión. Saber e identificar eso podría ser el primer paso para aprender a detenerse».
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