Hace unas semanas leíamos una publicación que comentaba que la mitad de los pacientes con pensamientos suicidas los niegan.
Nos pareció sorprendente y leyendo el artículo hacía referencia a un análisis publicado en Psychiatric News en el que claramente se planteaba que esto no es precisamente lo que se desea, cuando hablamos con una persona que tiene ideas suicidas.
Os dejamos el enlace al artículo de referencia para que podáis leer un resumen del mismo (https://psychnews.psychiatryonline.org/doi/10.1176/appi.pn.2021.10.9).
A raíz de la publicación de esta noticia en relación a la negativa a hablar de la ideación suicida que presenta algún paciente, contestó a nuestro tweet alguien a quien apreciamos tanto a nivel personal como profesional: Miguel Ángel Guerrero Díaz @UPII_Ciceron, coordinador de la unidad cicerón de prevención del suicidio de Málaga.
Miguel, como siempre, desde su generosidad y capacidad de compartir sus conocimientos en beneficio de los demás, contestó con un hilo que queremos recoger tras haberle pedido autorización para hacerlo.
A continuación os copiamos el hilo que contestó Miguel sobre esta temática:
Miguel Herrero Díaz – Hilo Twitter.
Efectivamente, es frecuente que en la práctica asistencial habitual en el sistema de salud público, una significativa proporción de personas con ideación suicida, NO revelan su intención al profesional. ¿Mienten? ¿Ocultan? Te explico:
Hay varios estudios que nos informan que pacientes de salud mental que fallecieron por suicidio negaron la existencia de pensamientos suicidas la última vez que fueron preguntados explícitamente por ellos. ¿Qué sentido o motivación tiene esto?
Uno de los principales motivos es el famoso “estigma social”: las personas seguimos teniendo miedo a ser juzgados negativamente, a ser deshumanizados por pensar en el suicidio o miedo a ser confrontados por parte del profesional.
La propia dinámica fluctuante de la ideación suicida explica en gran parte esta realidad. Los pensamientos autolíticos pueden ser estados temporales breves, transitorios, dinámicos y fluctuantes. Es decir, en el momento de la evaluación pueden no estar. Esto significa que en ese momento la persona afirma con honestidad que no tiene pensamientos suicidas, pero nada nos hace asegurar que puedan aparecer en los días o semanas siguientes, o haber pensado en suicidio tiempo atrás. Por ello es fundamental la re-evaluación sistemática.
No podemos caer en la complicidad de pensar que ante una respuesta negativa del paciente no existe riesgo suicida. El paso de bajo riesgo a alto riesgo puede ser exponencial y progresivo en días o semanas posteriores a nuestra entrevista.
Igualmente, la forma de preguntar por pensamientos suicidas puede fomentar respuestas negativas. Si un profesional cuestiona “¿No estará pensando usted en el suicidio, verdad? La respuesta más probable será… obvio (más, si se acompaña de lenguaje no verbal).
También un número importante de personas niegan ideas suicidas por miedo a ser ingresados en hospitales psiquiátricos. Por miedo a sentirse vulnerables y a que no se les tenga en cuenta en esa toma de decisión (involuntarios).
Por último, no niego la posibilidad de que ciertamente haya personas que nieguen ideas suicidas por su alta determinación (no quieren que nadie descubra su plan suicida). Suelen ser menos frecuentes pero no inexistentes. Es la situación de mayor riesgo.
En cualquier caso, insisto en la importancia capital de crear una alianza terapéutica sólida, un clima de entrevista humanizado, cálido y protector. Si la persona se siente segura, no tendrá motivos para ocultar sus pensamientos. ¡Esto es nuestra responsabilidad!
Lo que no tiene ningún sentido es culpar y atribuir al paciente la única responsabilidad de negar ideas suicidas. Bastante están sufriendo ya para que nosotros, profesionales, añadamos más dolor. No culpes al paciente. Reflexiona sobre tu práctica asistencial.
El hilo al que nos referimos, por si queréis leerle directamente en Twitter, es el siguiente: https://x.com/UPII_Ciceron/status/1761690975108251941
Muchas gracias a Miguel Guerrero por autorizar la publicación de su aportación en nuestro blog.