Como continuación a la primera entrada al blog relacionada con los trastornos mentales durante la infancia y la adolescencia, se resolverán las dos últimas preguntas planteadas por la mhGAP, ambas relacionadas de nuevo con intervenciones a nivel farmacológico y psicosocial.


Pregunta 3. ¿Cuál es la eficacia de las intervenciones psicosociales (aparte de la formación de los cuidadores) para mejorar el desarrollo, el bienestar, el funcionamiento y la participación adolescentes con retrasos y discapacidades del neurodesarrollo?

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            Respecto a la eficacia de las intervenciones psicosociales para la mejora del desarrollo, bienestar, funcionamiento y participación de adolescentes con discapacidades del neurodesarrollo, la mhGAP propone las siguientes recomendaciones y sus posibilidades de implementación:

  1. Se sugiere enfocarse en intervenciones psicosociales que se centren en la mejora de habilidades sociales. Para ello, se recomienda adaptar los tratamientos para satisfacer las necesidades específicas de niños y adolescentes con autismo, empleando más información escrita y visual, así como enfoques cognitivos más concretos y estructurados. Además, es importante involucrar a un cuidador en las sesiones de tratamiento para brindar un apoyo adicional. Estas estrategias deben formar parte de un enfoque más amplio que promueva la inclusión, mediante ajustes razonables y apoyos visuales para mejorar la efectividad del tratamiento. Es crucial asegurar que todos los niños y adolescentes con autismo tengan acceso completo a los servicios de atención sanitaria y social, incluyendo la salud mental, fomentando su participación en las decisiones relacionadas con su tratamiento. También se aconseja ofrecer apoyo durante etapas críticas como la pubertad y transiciones escolares, proporcionando recursos y ayuda emocional para facilitar estos momentos de cambio y adaptación.
  2. Se sugiere aplicar terapia cognitivo-conductual para adolescentes con autismo que experimentan ansiedad. Además, se propone la implementación de intervenciones psicosociales centradas en el desarrollo de habilidades sociales para mejorar la atención en este grupo. Estos programas deben adaptarse con ajustes como el uso de información escrita y visual, junto con enfoques cognitivos más específicos y estructurados, con la participación de cuidadores para ofrecer apoyo adicional. Estas estrategias deben formar parte de iniciativas más amplias para crear entornos inclusivos que aborden las necesidades de todos, incluyendo a los jóvenes con autismo. Es fundamental garantizar el acceso completo a servicios de atención médica y social, incluyendo salud mental, promoviendo la participación activa del adolescente en decisiones sobre su tratamiento. Se recomienda también brindar apoyo durante momentos críticos como la pubertad y las transiciones escolares, proporcionando recursos y apoyo emocional a los niños, adolescentes y sus familias para facilitar la adaptación a estos cambios.
  3. Se propone la aplicación de intervenciones psicosociales centradas en las habilidades sociales, cognitivas y organizativas para mejorar el desarrollo y funcionamiento de niños y adolescentes con TDAH. Estos programas pueden adoptar formatos individuales o grupales, adaptados a las necesidades específicas de los jóvenes con TDAH, con énfasis en el uso de información escrita y visual, enfoques cognitivos más concretos y pausas breves. La participación de un cuidador en las sesiones de tratamiento puede ofrecer un apoyo adicional significativo. Estas estrategias deben integrarse en enfoques más amplios que promuevan entornos inclusivos para todos, incluidos los niños y adolescentes con TDAH, y deben ser flexibles para permitir ajustes o adaptaciones razonables según sea necesario. Es esencial garantizar que los niños y jóvenes con TDAH accedan plenamente a los servicios de salud mental y social, promoviendo la toma de decisiones informada y ofreciendo apoyo durante momentos de transición como la pubertad y cambios en la educación.
  4. Deberían ofrecerse intervenciones de iniciación a la lectura para mejorar la comunicación y el rendimiento académico en niños con trastornos del desarrollo intelectual. Estas sesiones de intervención se llevaron a cabo en centros escolares y cuentan con respaldo investigativo que aboga por su realización tanto por especialistas, como profesores de educación especial o investigadores, como por no especialistas, como ayudantes de profesores. Es esencial asegurar que todos los niños y jóvenes con trastornos del desarrollo intelectual tengan acceso completo a los servicios sanitarios y sociales, incluyendo la atención de salud mental. Se debe fomentar el acceso a la información sobre las opciones de tratamiento adecuadas para cada niño, adaptadas a sus necesidades y nivel de desarrollo, incentivando su participación en las decisiones relacionadas con su atención. Además, se recomienda implementar medidas de apoyo para estos niños, así como para sus familias y cuidadores, especialmente durante momentos críticos y transiciones como la pubertad y los cambios en la escolarización.
  5. Para mejorar las habilidades fonológicas expresivas y reducir la tartamudez en niños con trastornos del desarrollo del habla, es crucial considerar las intervenciones comunicativas tempranas con instrucción directa. Se recomienda que el lugar de las sesiones de intervención pueda variar desde entornos estructurados, como la escuela, que se utilizan comúnmente en la fase inicial del tratamiento, hasta entornos naturalistas menos estructurados, como el hogar, que se emplean más adelante en el proceso de intervención. Es esencial adaptar el tratamiento de manera adecuada para niños en edad escolar y mayores, teniendo en cuenta su desarrollo individual. Las pruebas disponibles sugieren que la instrucción por parte de terapeutas del habla y el lenguaje en entornos con recursos elevados es efectiva, aunque podrían ser necesarias adaptaciones cuando se trabaja en entornos con menos recursos disponibles.
  6. Para niños y adolescentes con discapacidades en el neurodesarrollo, se sugiere considerar intervenciones psicosociales que utilicen técnicas de aprendizaje cognitivo para mejorar la comunicación y las competencias sociales. Estas intervenciones deben aplicarse tanto en el hogar como en la clínica, siempre y cuando sean recomendadas por médicos y especialistas debidamente capacitados. Además, se alienta la participación de los cuidadores a cargo del niño o adolescente en el tratamiento, ya sea como participantes directos o como personas capacitadas en ciertas estrategias de intervención en ausencia del profesional principal.
  7. Se recomienda el ejercicio físico estructurado como una herramienta para mejorar el desarrollo, incluyendo aspectos sociales, comunicativos y de funcionamiento en niños y adolescentes con autismo. Se aconseja llevar a cabo este tipo de ejercicio en una variedad de entornos, como los educativos, de rehabilitación, recreativos y comunitarios, adaptándolos para atender las necesidades específicas de este grupo. Dichas adaptaciones pueden implicar un uso más amplio de información escrita y visual, enfoques más claros y estructurados, así como la inclusión de pausas breves y la participación de un cuidador durante las sesiones de ejercicio. También se recomienda realizar ajustes o adaptaciones razonables y proporcionar apoyos visuales si resultan beneficiosos. Es fundamental asegurar que todos los niños y adolescentes con autismo tengan acceso completo a los servicios de salud y sociales, incluyendo la atención mental, y facilitar el acceso a información sobre las opciones de tratamiento adecuadas para sus necesidades y nivel de desarrollo, involucrando activamente a los niños en el proceso de toma de decisiones. Además, es importante implementar medidas de apoyo durante momentos críticos de transición, como la pubertad y el inicio o cambio de estudios, tanto para los jóvenes afectados como para sus familias y cuidadores.
  8. El ejercicio físico estructurado se presenta como una estrategia clave para mejorar las habilidades motoras, la atención, el funcionamiento ejecutivo, y para reducir la ansiedad y las conductas problemáticas en niños y adolescentes con TDAH. Se sugiere considerar tanto formatos individuales como grupales, adaptados a las necesidades específicas de cada niño o adolescente, con un énfasis en el uso de información visual y escrita, así como en estrategias claras y estructuradas. La inclusión de pausas breves y la participación opcional de un cuidador durante las sesiones de ejercicio pueden ser beneficiosas. Estas prácticas deben integrarse en estrategias más amplias para crear entornos inclusivos que aborden las necesidades de todos los niños y jóvenes con TDAH. Es fundamental realizar ajustes o adaptaciones razonables y proporcionar apoyos visuales cuando sean útiles, asegurando el acceso completo a los servicios de salud y sociales, incluida la atención mental. Promover el acceso a información sobre opciones de tratamiento adecuadas y tomar decisiones teniendo en cuenta las necesidades individuales y el nivel de desarrollo son aspectos esenciales. Además, se deben implementar medidas de apoyo durante momentos críticos de transición, como la pubertad y cambios en el entorno educativo, para garantizar una adaptación exitosa.
  9. Es importante considerar técnicas de instrucción especializadas para mejorar el rendimiento académico, abordando áreas como la escritura, la comprensión lectora y las matemáticas, en niños y adolescentes con trastornos del desarrollo del aprendizaje. Estas sesiones de intervención pueden llevarse a cabo en entornos especializados, con el respaldo de profesionales capacitados en educación especial, así como de aquellos que puedan no tener una especialización específica pero estén supervisados adecuadamente. Las técnicas de instrucción pueden adaptarse para ajustarse al currículo existente o proporcionar alternativas cuando sea necesario, en el marco de estrategias más amplias que promuevan la inclusión de todos los niños y jóvenes, incluidos aquellos con trastornos del desarrollo del aprendizaje.
  10. Es importante considerar la instrucción orientada a la tarea para mejorar las habilidades motoras y la ejecución de tareas en niños con trastornos del desarrollo de la coordinación. Se recomienda que estas intervenciones sean dirigidas por un proveedor especializado y se adapten para reflejar de manera precisa el entorno de aprendizaje de los alumnos en la medida de lo posible.
  11. Es fundamental ofrecer ejercicio físico estructurado y actividad para mejorar el desarrollo, incluyendo habilidades motoras y funcionamiento, en niños y adolescentes con parálisis cerebral. Se sugiere la implementación de programas de ejercicio estructurado en diversos entornos, adaptándolos a las necesidades específicas de este grupo. Es esencial considerar las barreras ambientales y garantizar el acceso total a servicios sanitarios y sociales, incluyendo atención de salud mental. Se debe facilitar el acceso a información sobre opciones de tratamiento adecuadas, involucrando a los niños en la toma de decisiones, y ofrecer apoyo durante transiciones importantes. No obstante, es relevante señalar que la tecnología necesaria para algunos programas de realidad aún no está disponible en dispositivos móviles.

Pregunta 4. En niños y adolescentes con trastornos emocionales ¿cuál es la eficacia y seguridad del uso de intervenciones farmacológicas?.

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Por último, en cuanto a la eficacia y seguridad de la aplicación de intervenciones farmacológicas para el tratamiento de trastornos emocionales en niños y adolescentes, la mhGAP propone las siguientes recomendaciones.

  1. No se recomiendan las intervenciones farmacológicas en niños y adolescentes con trastornos de ansiedad. A pesar de ello, el acceso a la psicoterapia, en particular cognitivas conductuales y formación de los cuidadores, en consonancia con otras sigue siendo importante para los niños con trastornos de ansiedad y sus cuidadores. Los medicamentos antidepresivos no se recomiendan para el tratamiento de niños menores de 12 años con episodio/trastorno depresivo. Al igual que en los casos de los trastornos de ansiedad durante estas etapas, el acceso a la psicoterapia, en particular cognitivas conductuales y formación de los cuidadores, en consonancia con otras sigue siendo importante para los niños con depresión moderada a grave y sus cuidadores.Si las intervenciones psicosociales por sí solas resultan ineficaces en adolescentes (13-17 años) con depresión de moderada a grave, debe ofrecerse la derivación a un especialista o la consulta con éste, para llevar a cabo una evaluación más exhaustiva y explorar la posibilidad de iniciar el tratamiento con fluoxetina en combinación con un fármaco antidepresivo. Es esencial garantizar el acceso a la psicoterapia, especialmente la Terapia Cognitivo-Conductual (TCC), junto con otras recomendaciones del mhGAP, para adolescentes con depresión moderada a grave. Si las intervenciones psicosociales no resultan efectivas, se debe considerar la fluoxetina en consulta estrecha con el adolescente y la familia.El tratamiento con fluoxetina debe ser parte de un plan integral que aborde los factores psicosociales y ambientales relacionados con la depresión. Los adolescentes bajo tratamiento con fluoxetina requieren seguimiento clínico cercano para monitorear la mejoría de los síntomas y prevenir efectos adversos, con una reevaluación del plan de tratamiento al menos una vez al año por un médico especialista.

En resumen.

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Se destaca la importancia de abordar los trastornos mentales en niños y adolescentes con un enfoque multidisciplinario que combine intervenciones farmacológicas y psicosociales. Para el tratamiento del TDAH, se recomienda el uso de metilfenidato en combinación con modificaciones en el entorno del paciente y un seguimiento clínico cuidadoso. Para promover la salud mental y prevenir problemas, se sugiere implementar intervenciones universales centradas en el currículo, la familia y el desarrollo de habilidades sociales y personales. En el caso de trastornos emocionales como la ansiedad y la depresión, se enfatiza la importancia de la psicoterapia, con la opción de considerar intervenciones farmacológicas en casos graves y bajo estrecha supervisión médica. Es crucial garantizar el acceso equitativo a servicios de salud mental y social, promoviendo la participación activa de los niños y adolescentes en su propio tratamiento y proporcionando apoyo a las familias en momentos críticos de transición.

Trastornos mentales en niños y adolescentes