desde la terapia de aceptación y compromiso (ACT).

Por: Karemi Rodriguez Batista.

La vergüenza es una experiencia emocional, desagradable eso sí, pero muy importante para regular nuestra conducta; sin embargo, puede causar muchos problemas si es excesiva en cualquiera de sus parámetros, ya que responderíamos ya sea con conductas de escape o evitación, además de otras más impulsivas o de afrontamiento ineficaz que veremos más adelante (acciones rígidas e ineficaces) que podrían tener consecuencias graves para el establecimiento de vínculos afectivos en las relaciones sociales y que nos alejarían de nuestra vida de valor. Es por ello que suele estar presente en muchas problemáticas psicológicas tales como ansiedad social, depresión, fobias, trastornos de conducta alimentaria, etc. (Sedighimornani, 2018).

Y es que la vergüenza es una emoción social y autofocalizada. Es decir, sentimos vergüenza cuando violamos las normas sociales en las que creemos. En esos momentos nos sentimos humillados/as, expuestos/as y pequeños/as, entonces esta emoción elicita una respuesta de atención focalizada en nuestro autoconcepto, de una forma global y negativa, principal diferencia con la culpa que se centra en la acción concreta de la que aceptamos responsabilidad y en los sentimientos de los demás (Tangney, Mashek,, & Stuewig, 2005)….

Claves estratégicas para abordar la vergüenza desde la terapia de aceptación y compromiso (ACT).

Ahora es el momento de adentrarnos en puntos estratégicos que puedan ayudarnos con las personas que estén teniendo dificultades derivadas de la excesiva vergüenza y sus efectos limitantes en el repertorio de comportamientos valiosos. Para ello me permito extraer y compartir algunas recomendaciones bastante útiles del libro Working with Shame. Practical Tips for ACT Therapists, que el Dr. Russ Harris (conocido terapeuta, escritor y divulgador de ACT) ha puesto a disposición en la página web Contextual Consulting, y que podéis descargar libremente.



experto en intervenciones.

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