Os dejamos una guía sobre repercusiones de la conducta suicida, en el siguiente link podéis descargar la guía

El vocablo suicidio (sui coedere) sustituyó al de asesinato de sí mismo (mortem sibi consciscere) que significaba para los latinos la expresión de la libertad de elección, del momento y la forma de acabar con la propia vida (manus sibi afferre). Tienen en sus manos el cuarto libro sobre suicidio que corresponde a “Encuentros en Psiquiatría” celebrado en Sevilla, en abril de 2014. El suicidio es un fenómeno muy complejo en todos los sentidos que queramos darle al vocablo “complejo”. El suicidio es absurdo porque va contra lo único que corporeiza, actualiza y realiza nuestra esencia, la existencia. Obviando este aserto que resumiría el mayor problema de la filosofía existencialista, el fenómeno suicida es poliédrico en su presentación y por ende, en los planteamientos de investigación que sobre él se han de dar, pues no posee una estructura definida. En “Encuentros en Psiquiatría”, año tras año, se han ido mostrando las distintas vertientes investigadoras de las que obtener datos; no sólo para la ubicación conceptual y explicativa del fenómeno, sino para lo que es nuestra esencia profesional, la prevención de las conductas suicidas. Llegar a explorar todos los ángulos desde los que se puede observar el suicidio no es fácil pero es tarea propia de nuestra profesión. La publicación, por Emile Durkheim, del libro “El suicidio”, supuso el comienzo científico de las investigaciones sobre este fenómeno. La aplicación del método sociológico a los datos de suicidio fue el principio de su comprensión y de su explicación. Las conclusiones del sociólogo francés se acercan, y mucho, al núcleo investigador de hoy día; toda vez que descarta las causas extraindividuales como directas del fenómeno. El suicidio encuentra su explicación en una conjunción de vectores nosogénicos intra y extraindividuales, componiendo un campo de fuerzas que no puede abordarse por una única vía de investigación. La comprensión del suicidio sí puede hacerse desde la contemplación intrabiográfica, incluso con claves del inconsciente individual, pero es de poca utilidad para la delimitación del suicidio como fenómeno global. Durkheim dejó muy claro la existencia de «sociedades suicidógenas» en las que el suicidio es una tendencia como podría serlo la pobreza. Hay que recordar como Durkheim, cuando “Hay suicidio cuando la víctima, en el momento en que realiza la acción, sabe con toda certeza lo que va a resultar de él” E. Durkheim, 1897 hacía mención de la relación existente entre «raza» y tendencia al suicidio remarcaba que el mayor incremento de la suicidalidad de la «raza germana» desaparecía cuando «los alemanes salen de Alemania». Con ello, establecía lo que hoy conocemos como factores de riesgo lo que, junto al estudio de las peculiaridades clínicas de cada trastorno psiquiátrico, son las vertientes que más datos ofrecen para poder llegar a configurar el diagnóstico de suicidalidad y su prevención. Asimismo, de la comprobación (Giner Ubago, 1970) de que las poblaciones de los “intentos suicidas” y la de los “suicidios consumados” son radicalmente distintas, surgió la imposibilidad de extrapolar los datos de una hacia la otra, lo que constituyó un avance metodológico importante para adentrarse en la explicación del fenómeno del suicidio. Este libro refleja estos dos empeños antes mencionados, pero también la repercusión del suicidio en los medios de comunicación social y profesional como indicador del grado de preocupación que la sociedad, en general y la profesional, en particular, que tienen del tema. José Giner, Antonio Medina y Lucas Giner Los editores