Cuando estamos en crisis solemos interpretar un evento o situación como una dificultad intolerable, que sobrepasa nuestros recursos y mecanismos de afrontamiento. A menudo no es el evento por sí mismo lo que nos causa la crisis, sino que es cómo percibimos dicho evento lo que nos ocasiona el malestar.

Si somos incapaces de utilizar estrategias de afrontamiento adecuadas, podemos desarrollar manifestaciones afectivas, conductuales, cognitivas o físicas que mantienen o incrementan nuestro malestar. Por ejemplo, tras discutir con nuestra pareja nos sentimos incomprendidos, injuriados, abandonados o incluso traicionados; en consecuencia nos alejamos de los demás, nos encerramos en nosotros mismos o incluso escapamos utilizando drogas, alcohol, etc.

Las reacciones habituales que solemos sentir ante un malestar intenso suelen pasar por cuatro fases:

  • Fase aguda: Pasados los primeros momentos de la situación que nos produce malestar, se pueden producir emociones intensas como angustia, ansiedad, ira, irritabilidad, hipervigilancia, manifestaciones vegetativas, sensación de irrealidad, etc. En ocasiones esto se puede acompañar con llanto, agitación, gritos, verborrea, relajación de esfínteres, respuestas agresivas, dificultades en tus relaciones interpersonales…
  • Fase de reacción: Dura de una a seis semanas. Se pueden producir reacciones tardías, donde los sentimientos previamente reprimidos o negados salen a la superficie. Podemos sentirnos abrumados, debilitados, con ánimo triste y cambiante, se puede tener miedo a regresar al evento, sueños o pesadillas, ansiedad, tensión muscular, aumento de la irritabilidad, etc.
  • Fase de reparación: Dura de uno a seis meses. Las reacciones son menos intensas y no tan abrumadoras. Aunque el dolor puede persistir, sentimos que somos más capaces de sobrellevarlo, volviendo a tener interés por nuestro día a día y haciendo planes de futuro.
  • Fase de reorientación: Aproximadamente seis meses o más. En esta fase asimilamos e integramos la situación vivida, readaptándonos a nuestra vida cotidiana. El intenso malestar que teníamos anteriormente se ha reducido considerablemente.

 

Factores y variables:

Cómo reaccionemos ante el estrés depende de muchos factores: La naturaleza del estresor, la intensidad que percibimos, cuándo aparece, cuánto tiempo duran los síntomas, el grado de exposición, nuestra edad, experiencia, personalidad y las consecuencias que nos provoca el estresor.

Cómo afrontemos la crisis dependerá de una serie de variables: personales, de la situación y las consecuencias provocadas por el evento.

  • Variables personales:Nuestra biología, edad, sexo, cultura, estilo personal de pensamiento, nivel socioeconómico, nuestras creencias, las experiencias previas vividas, la situación personal que nos encontremos en este momento, nuestro estilo de vida, el momento vital en que sucede, nuestra sensación subjetiva para afrontarlo, patologías previas, y el apoyo social que sintamos a nuestro alrededor.
  • Variables de la situación:El tipo de evento, cuándo comenzó, cuánto duró, el grado de exposición, nuestro acceso a distintos recursos de ayuda, etc.
  • Consecuencias:Las repercusiones personales que nos conlleve el estresor, el significado de las pérdidas experimentadas, la intensidad de los síntomas provocados, la importancia subjetiva y si tenemos estresores posteriores influyen en cómo gestionemos dicho evento estresor.

 

Plan de crisis

Paso 1: Situaciones de riesgo: Situaciones, conflictos, lugares que incrementen mi malestar. Por ejemplo: Calle muy concurrida.

Paso 2: Alternativas a los problemas o situaciones de riesgo: Posibles soluciones prácticas ante los eventos estresantes. Por ejemplo: Desviarnos por otra calle menos concurrida o acudir a dicha calle en una hora que haya menos volumen de personas.

Paso 3: Estrategias internas de afrontamiento: Cosas que puedo hacer por mí mismo que alivien mi malestar. Por ejemplo: Ejercicios de Mindfulness.

Paso 4: Actividades y lugares que me proporcionan distracción: Por ejemplo: Dar un paseo por el monte, ir al gimnasio, etc.

  1. Actividad:
  2. Actividad:
  3. Lugar:
  4. Lugar:

Paso 5: Gente a la que puedo pedir ayuda: Personas cercanas con las que me siento bien.

Nombre:
Teléfono:
Nombre:
Teléfono:
Nombre:
Teléfono:

Paso 6: Profesionales con los que puedo contactar durante una crisis:

Terapeuta:
Teléfono:
Médico de cabecera:
Teléfono:
Servicio de Urgencia:
Dirección y teléfono:

Paso 7: Hacer que el entorno sea seguro: Eliminar o dificultar el acceso a los elementos con los que me puedo hacer daño. Por ejemplo: Colocar obstáculos para acceder a las ventanas, etc.

 

Puedes descargar el documento Plan de crisis para su elaboración pinchando aquí.