Considerado uno de los pensadores más brillantes de las letras galas -Francia es su país de adopción-, Amin Maalouf (Líbano, 1949) ya abordó el ocaso mundial en El desajuste de mundo y en Identidades asesinas. Ahora aborda en El naufragio de las civilizaciones (Alianza Editorial) la crisis global por el auge de los populismos, el descontento de las clases trabajadoras y el incieto futuro de Oriente y Occidente. Parte de su experiencia personal en Oriente Próximo para analizar la incapacidad del mundo árabe para afrontar su democratización, el repliegue nacionalista de Europa y el proteccionismo de Trump. Maalouf, quien recibió el Príncipe de Asturias en 2010, admite: «Hemos entrado en una zona de borrascas, imprevisible, arriesgada». Pese a ello, confía en la resistencia del «transatlántico» de los hombres. Su visión cosmopolita resulta un portentoso instrumento para auscultar los principales problemas de nuestro tiempo.
Considera que el mundo se encuentra al borde de un «naufragio inminente». ¿A qué se refiere?
- Responde a la idea del choque de civilizaciones. Todas ellas, enfrentadas entre sí, se están hundiendo juntas. Esto incluye el mundo árabe pero también podemos hablar de naufragio moral si miramos a EEUU y Europa.
- En su libro pone el acento en las desigualdades sociales. ¿El capitalismo necesita refundarse?
- Necesitamos corregirlo. Vemos manifestaciones masivas en muchas partes del mundo. Es verdad que subyacen aspectos comunes en todas ellas. En todo caso, en su competencia con el comunismo, el capitalismo consideraba que tenía que hacer hincapié en la dimensión social. La derrota del comunismo ha creado la sensación de que ya no se necesitaba fomentar la cohesión social. Fue un error. No se puede seguir marginando a capas enteras de la población.