El neurocientífico Stephen Porges advierte de las nefastas consecuencias psicológicas del “trauma severo” a nivel mundial de esta pandemia.
El neurocientífico Stephen Porges advierte de las nefastas consecuencias psicológicas del “trauma severo” a nivel mundial de esta pandemia.
–¿Cómo anda nuestro sistema nervioso?
–¿Cuál es la reacción primaria a ese miedo?
–Y tampoco podemos calmarnos mutuamente.
–Usted dice que ahora debemos comunicarnos a un nivel más primitivo. ¿Cómo?
Es el momento de comunicarnos de una manera más primitiva; ahora el contenido importa menos»
–¿Se puede considerar un trauma esto que estamos viviendo?
Definitivamente. Para el sistema nervioso de un mamífero, permanecer aislado es un trauma severo. Piense en el código penal, en cómo el peor castigo que se puede imponer a quienes han cometido un delito y están en la cárcel es el confinamiento en solitario. La historia ha demostrado lo poderoso que puede ser ese aislamiento social. Experimentos con animales prueban el enorme efecto fisiológico que tiene en su sistema nervioso autónomo. Se vuelven mucho más defensivos y reactivos. Por eso debemos tener mucho cuidado con lo que esta crisis puede provocar. Mucha gente puede experimentar un reacondicionamiento y terminar en estados fisiológicos que les impidan confiar en otros. Y nuestra sociedad funciona básicamente gracias a la confianza.
–¿Qué otras cicatrices nos puede dejar el Covid-19?
Un alto sentido de vulnerabilidad. Y cuando no nos sentimos seguros, no dejamos que los otros se acerquen. Nos volvemos inaccesibles. Esto puede provocar que la gente ya no se sienta a salvo en compañía o conociendo a gente nueva. Otro de los efectos en el seno de la familia, probablemente el peor, se va a dar en entornos en los que había abusos infantiles o mala convivencia entre los padres antes de la cuarentena. Si fuerzas a un pequeño grupo de este tipo a permanecer secuestrado por un largo periodo de tiempo el resultado es muy malo.
–¿Cree que el confinamiento puede afectar en negativo al proceso evolutivo de los niños?
En entornos sanos, en los que la cosa funciona, la mayor disponibilidad de los padres puede hacer que todos crezcan. Pero muchos padres tienen que teletrabajar y no disponen de ese tiempo, los niños están muy necesitados y esto favorece un entorno reactivo y de reprimendas continuas. También depende mucho del espacio en el que viva la familia. Pero cuanto menos dure, mejor para todos.
-Usted mantiene que la sensación de seguridad es un elemento clave para la salud mental, algo que ha saltado por los aires.
-Lo más importante para un niño es que perciba la unidad familiar como un entorno seguro. Si no es así, provoca sentimientos de peligro e incertidumbre que son rápidamente integrados en la perspectiva que el pequeño tiene del mundo.
– Algunos mantienen que esta experiencia nos hará más fuertes. ¿Usted qué opina?
– Este es el tipo de discusión que tenemos ahora en mi casa. Yo creo que puede ser una oportunidad para una experiencia transformadora. Mi mujer, Sue Carter, es la neurobióloga que descubrió la relación entre la oxitocina y el comportamiento social. Ella se expresa en esos términos, de cómo ciertas experiencias te fortalecen y te hacen mejor. Hablamos del Holocausto y de la determinación de los supervivientes por salir adelante. Pero yo creo que pagaron un alto precio, el de sentirse vulnerables, y crearon un trauma transgeneracional. Es verdad que sus hijos fueron gente triunfadora, pero nunca se sintieron seguros, siempre moviéndose para sentirse a salvo. Así que todo depende del significado que le demos al éxito. En mi opinión, consiste en la capacidad de ser compasivo y de conectar con los demás. Sentirse a salvo con otros y permitirles que expresen su creatividad, generar amor y amabilidad.
–Hay gente en este contexto que confiesa sentirse culpable por sentirse mal pese a no sufrir ninguna desgracia.
–Esas personas se están diciendo que su malestar no tiene ningún sentido, visto como está el resto del mundo. Pero tenemos que entender e interpretar lo que nuestro cuerpo trata de decirnos. Que gran parte de esa información que nos está transmitiendo en forma de sensaciones desagradables tiene que ver con el elevado grado de incertidumbre que nos rodea. Nuestro sistema nervioso está en modo defensivo porque detecta peligro. Es un gran termómetro. Hay que ser comprensivos y respetuosos con nuestra respuesta física. La historia que nos contamos es clave. Muchos se sienten mal y luego se sienten culpables por ello porque creen que deberían tener compasión y una gran empatía por los otros. Pero no pueden porque su cuerpo está en un estado fisiológico de tal incertidumbre que dispara los resortes defensivos.
Continué leyendo la entrevista.
«Este artículo ha sido obtenido de la pagina: https://www.larazon.es/salud/20200406/el7vkcqvorb5bjdowljdiiyebi.html. Bajo el titulo. Habrá gente que acabe en un estado fisiológico que les impedirá confiar en otros. Articulo publicado por. www.larazon.es. (Macarena Gutierrez). Con fecha 07-04-2020.